¿Qué está pasando con la FIL Quito?

Soy librera, gestora cultural, cocreadora de un club de lectura y sobre todo lectora, desde hace varios años y desde diferentes ámbitos he sido parte de las ediciones de la FIL Quito, he visto como la organización de la feria ha cometido sus desaciertos año tras año y no ha cambiado, he aprendido que si no nos paramos fuerte y alzamos nuestra voz todo será igual.

El  26 de enero se ha realizado la primera asamblea autoconvocada por todos los sectores que forman el gran ecosistema del libro: librerías independientes, editores, autores, gestores culturales, todos los interesados en que se logre un cambio positivo para las siguientes ediciones de la FIL Quito.

¿Por qué es necesario un cambio? La mayoría hemos sido testigos de la decadencia que ha tenido la organización de esta feria, como se ha ido desvalorizando año tras año, es comprensible que después del golpe que generó para todos la pandemia se tengan que hacer ciertos recortes o ajustes, pero eso no justifica el bajo nivel en el que ha caído la feria.

He escuchado testimonios de los participantes, de editoriales, libreros, hasta de lectores comunes, y puedo concluir que la problemática es el hecho de que quién organiza, (persona, autoridades o equipo) desconocen totalmente como se maneja una feria de libro, desconocen quiénes somos, quiénes están detrás de cada librería. El libro no es solo quién lo escribe, quién lo vende y quién lo lee. Para llegar al producto físico hay muchas personas detrás, y de cada librería también, hay quiénes son libreros, dueños, bodegueros, atención al cliente, marketing, todo al mismo tiempo.

Si no conoces todo el mundo que hay detrás de un libro, no puedes organizar una feria en torno a ello, porque desconoces las necesidades, los procesos, desconoces y hasta desvalorizas al lector. Una feria no se trata solo sobre quienes trabajan con el libro como producto, también implica a la comunidad, al lector común, a los ciudadanos que aún no son lectores y buscan un espacio de acercamiento, a quienes ya son lectores y crean contenido en revistas o en redes sociales. Lamentablemente, a pesar de existir quienes se han ofrecido de forma voluntaria a ayudar (me incluyo), se han visto con las puertas cerradas. Porque claro, ¿cómo alguien externo puede saber más que yo, que soy quien está a cargo?, ¿cómo puede hacerlo mejor?

Todo este desconocimiento ha logrado que al fin nos unamos, y alcemos la voz en reclamo justo de nuestros derechos, porque hay que tener presente que esta es una feria organizada por el municipio con dinero público, y no es algo que debe hacer por llenar la cuota cultural de un estado. Como se decía en esta asamblea: la feria no es un parche para cubrir la cuota mínima de eventos culturales del municipio.

No es cuestión de egos, ni de ganarse un puesto, si realmente quieres hacer un proyecto cultural, cualquiera, no solo una feria de esta magnitud, es porque tienes conciencia de la situación cultural del país, porque sabes que es lo que se necesita para dinamizar este sector de manera cultural y económica. Porque sí, no todo se puede hacer por amor al arte, hay quienes vivimos gracias a la venta de libros. Pero no olvidemos para quien se está hace este tipo de eventos: para el lector, el nuevo, el futuro lector, el niño, el joven, el adulto, el estudiante, haces una feria para toda una comunidad.

Debemos quitar esa percepción, de que las ferias son solo un espacio de venta, de comercio, que sí, una feria genera un gran movimiento económico, pero también una feria es un espacio de cultura, de acercamiento alternativo de la ciudadanía hacia la lectura. Y este debe ser accesible para todos de manera integral.

Estoy esperanzada que al final de este largo proceso de asamblea se pueda lograr el objetivo, realizar un documento con requerimientos y cambios mínimos que deben hacerse, empezando por el cambio de lugar, el Centro Cultural Metropolitano no es el lugar adecuado para una feria, se evidenció en el 2021, y en 2022 se verificó.

¿Por qué no volver al Bicentenario? ¿Es muy costoso? Bueno, también quisiera saber qué se hizo con los 500 mil dólares de presupuesto asignado para la feria del año anterior. De forma personal reclamo que todo sea un proceso transparente, porque no se ha visto los resultados de tanta inversión, el dinero es público, es de todos, ¿y qué se ha hecho con eso? Como ciudadana común, no como librera o gestora cultural, como ciudadana común me preocupa tal desperdicio de recursos económicos.

Hay mucho de que hablar sobre esta organización o desorganización, ninguna feria puede ser color de rosa, pero debemos aprender de los errores cometidos, aceptar propuestas, estar abiertos al diálogo. Mañana se espera la reunión con las autoridades, y mi lado más ingenuo está ilusionado con que se presenten soluciones y que tengan la apertura de recibir críticas constructivas, realmente espero que se logre, y que así Quito tenga una feria digna de esta ciudad.

Autor:

Evelyn Baño

Miembro de Readers Ecuador Club de Lectura

Miembro de Gestores Culturales de Contenido Literario Juvenil del Ecuador

Librera

Editora de Giratiempo

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