Controversias de escritores juveniles: ¿Debemos separarlas de sus obras? 

Hace poco conmemoramos una fecha especial que suele pasar desapercibida en el calendario, si no es motivo de una reunión familiar o el cumpleaños de una amistad. Es importante recordar que el 3 de marzo es el Día Internacional de los Escritores, el cual les rinde homenaje, incluyendo a traductores y periodistas, sin importar el género literario y acoge la variedad de formas de escritura creativa que existen. 

A veces, mientras leemos, nos inspiramos y queremos escribir, vemos una oportunidad de transmitir creativamente nuestras ideas, de crear mundos fantásticos e historias que sean el alivio, el escape o el acompañamiento de alguien. Buscamos compartir nuestros conocimientos respecto a un tema o una experiencia, algo que en muchas ocasiones es parte de procesos de identificación y representación. Un libro no es un objeto, es algo vivo que perdura en la historia y la memoria de toda la sociedad, a nivel local y mundial. De hecho, todo registro escrito y audiovisual se queda para siempre, mucho más ahora con la inmediatez de internet. 

Palabras y acciones que nos cambian la perspectiva 

En efecto, leemos y admiramos a quienes escriben. Pensamos: ¿Cómo es posible que tremenda idea brillante haya salido de su mente? 

Nos identificamos con ciertas frases, las subrayamos y las incorporamos a nuestra cotidianidad, en ocasiones como una motivación para continuar con esos sueños y metas que parecen tan difíciles y lejanos de alcanzar. Buscamos más de la genialidad de ese escritor o escritora, queremos leer más de sus obras, de su vida y de lo que podríamos aprender. Toda marcha muy bien, hasta que nos chocamos con alguna noticia, con alguna publicación en redes sociales, o peor: una novedad sobre una denuncia o juicio. 

Entonces sentimos un impacto fuerte, que, si bien duele, ya no sorprende. Si nos deja boquiabiertos por unos segundos, luego asumimos que la maravilla de su obra no iba para nada de la mano con quien es.  

Una contradicción que no se veía venir, ¿o sí? 

Jay Asher, escritor de Por Trece Razones. 

En 2007 fue publicado el libro “Por Trece Razones” (Thirteen Reasons Why), del escritor estadounidense Jay Asher, tanta fue su popularidad que Netflix decidió adaptarlo como una serie de 4 temporadas que finalizó el 5 de junio de 2020. Recordamos que fue tan polémica que madres y padres de familia la tildaban como un elemento de incitación al suicidio, otros críticos expresaban que era innecesariamente gráfica con esta problemática, violencia y autolesiones.  

En la obra seguíamos la historia de Hannah Baker, una joven de 16 años que decidió quitarse la vida por ser víctima de acoso y abuso sexual, además del bullying y la ineficiencia de las autoridades escolares antes el mismo. Dejaba trece cintas en las que explicaba las razones que la llevaron a tomar tal determinación.  

No fue hasta 2018 que Jay Asher sería acusado de no actuar según la trama que defendió, pues recibió acusaciones de acoso sexual. Ante esto, la Sociedad de Escritores e Ilustradores de Libros Infantiles (Society of Children’s Book Writers and Illustrators – SCBWI), anunció que lo expulsaron inmediatamente por recibir múltiples correos electrónicos anónimos en contra de Asher. Lin Oliver, director de la SCBWI, compartió con BuzzFeed: “Después de analizarlo, creímos que cancelar su membresía era la decisión correcta».  

Se desconoce si hubo denuncias presentadas legalmente, evidencias de los correos o pruebas en contra del autor. Él afirmó que salió por cuenta propia de la organización y que sentía presiones de su parte desde hace tiempo atrás. Agregó en una entrevista para BuzzFeed: “Da mucho miedo cuando sabes que la gente simplemente no te creerá una vez que abras la boca. Me siento muy en conflicto al respecto simplemente por lo que está sucediendo en la cultura y a quién se supone que se le debe creer y a quién no”. 

Inclusión en unos términos, en otros no tanto 

J. K. Rowling, escritora de Harry Potter fue criticada recientemente por sus comentarios acerca de la comunidad trans.

A muchos integrantes de la comunidad lectora les tomó por sorpresa que J. K. Rowling, escritora de la famosa saga del niño mago más popular y querido en los últimos tiempos, lanzara comentarios en contra de la comunidad trans. De hecho, los internautas la calificaron de ‘transfóbica’, mientras ella continuaba defendiendo su postura en redes sociales, principalmente Twitter, ahora X. 

Es bastante curioso, ya que de la mano de la autora, hemos visto amplias realidades sociales representadas como metáforas en la saga, tales como: el estigma alrededor del VIH SIDA, la depresión y personajes homosexuales como Albus Dumbledore. No obstante, ella considera que: “Si el sexo no es real, las vivencias de las mujeres en todo el mundo resultan borradas”, a la vez que menciona que el término “personas menstruantes” no debería ser utilizado. 

Por supuesto, actrices y actores de la saga manifestaron su apoyo hacia la comunidad trans, tal es el caso de Emma Watson o Eddie Redmayne, quien expresó: «No estoy de acuerdo con los comentarios de Jo [Rowling]. Las mujeres trans son mujeres, los hombres trans son hombres y las identidades no binarias son válidas». Incluso, desde la ‘cancelación’ de Rowling, Warner Bros. Tomó decisiones para excluirla y alejarla de varios proyectos de la saga, como el 20º aniversario de Harry Potter: Regreso a Hogwarts. Evidentemente, ellos declararon que los motivos se alejaban de sus opiniones (no compartidas por ellos), que el motivo era únicamente reunir a quienes participaron en las películas y no en los libros. 

Como escritores, podemos evitarlo 

Observamos opiniones, acusaciones y cancelaciones, sin embargo, también es esencial recordar que en internet pueden actuar trolls de forma encubierta y realizar falsas acusaciones. Lo óptimo es estar al tanto de las investigaciones e implicaciones legales en estos asuntos. Es clave que, como lectores, apoyemos el desarrollo de entornos seguros para quienes conformamos esta comunidad tan diversa.  

Ahora bien, como escritores, hay que trabajar de forma consciente en cada paso que damos, tanto dentro de los productos que realizamos, como fuera de estos, en el “mundo real”. Es necesario actuar conforme a los valores que defendemos, que presentamos y criticamos, si no caeríamos en una hipocresía que decepciona, que opaca nuestro trabajo y el de otras personas y nuestro futuro. Podemos reflexionar sobre la necesidad de un acompañamiento legal, ya que no es posible hacer pública toda idea al azar si consideramos quiénes estarán para seguirnos y con justas razones.  

Finalmente, nos quedamos con una pregunta que es para cada lectora o lector: ¿Tú separarías el autor de la obra? ¿En qué casos sí y en cuáles no? 

Valeria Ocaña

Comunicadora, periodista y creadora de contenido que aprende diariamente. Chica friki apasionada por los temas culturales y sociales.

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